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EN 1817 SUCRE SALVO A MARIÑO DE UN DESTINO IGUAL A PIAR






La capacidad disuasiva de Antonio José de Sucre,  parece haber impedido en 1817 que con el líder margariteño se repitiera  un desenlace similar al ocurrido con el general Carlos Manuel Piar en Angostura   El triunfo de las conversaciones de Sucre con el general Santiago Mariño, son una alcabala importante  para el análisis en el trotar de la guerra emancipadora.
Antonio José de Sucre, aún siendo general de brigada fue encargado por El Libertador para intentar sofocar la rebelión iniciada en la tropa oriental por la actitud de Santiago Mariño y de otros oficiales de los ejércitos contra la autoridad suprema de la guerra.
Si nos proponemos analizar la dimensión de ese paso nos daremos cuenta de un hecho singular en la vida de un muchacho de apenas 22 años que intentaría hacer reflexionar a su maestro y protector desde antes de cumplir los 18 años.
Sucre se encontraba en Angostura después de rechazar el Congresillo de Cariaco  convocado por Mariño y Madariaga cuya corta duración dio la razón al insigne cumanés y al general Rafael Urdaneta quien le acompañó a Guayana.
El general Bolívar encargó a Sucre de la Gobernación de la Vieja Guayana y de la Comandancia General del Bajo Orinoco. Duró apenas un  mes cuando recibió una nueva encomienda: marchar a Oriente como Jefe del Estado Mayor. Bolívar, había destituido a Mariño  en la  jefatura del ejército oriental y en su defecto, nombró a Bermúdez.
La conducta impropia del militar margariteño tenia profundamente consternado a Bolívar, por esa razón empezó a manejar los hilos de una operación que detuviera a Mariño, a quien siempre consideró casi indispensable para la independencia debido  a la importancia del territorio bajo su mando.
Esa preocupación del Jefe Superior queda evidenciada en varias comunicaciones a distintos oficiales patriotas alternando en la alerta sobre el peligro de la insurrección en ciernes proveniente desde las fuerzas orientales. Aunada a esa intranquilidad el ánimo de Bolívar llevaba insertada  otra mayor: la actitud asumida por otro de los generales a quien admiraba tanto, pero también  a quien estimaba someter: Carlos Manuel Piar. No podía dar tiempo a que esa rebeldía “tomara cuerpo” entre la tropa y se convirtiera en una constante entre los soldados; son los riesgos a los que está sometido un hombre con una responsabilidad tan enorme.
Al general José Francisco Bermúdez, jefe del ejército oriental en sustitución de Mariño, informó todos los pormenores sobre la captura de Piar. En carta desde Angostura el 3 de Octubre de 1.817:
“El 27 del próximo pasado aprehendió en Aragua –se refiere a la actual Aragua de Maturín- el señor general Cedeño al general Piar que anoche llegó preso a este Cuartel General. Será juzgado según sus delitos y castigado conforme a nuestras leyes. Piar a la cabeza de 100 fusileros quiso resistir la orden que le comunicó el señor general Cedeño de venir a esta capital y se dispuso a resistirle a viva fuerza, pero afortunadamente el Comandante Carmona, que mandaba el destacamento se adhirió con todo él al partido del gobierno y Piar quedó abandonado. El general Mariño correrá la misma suerte.”.
Cedeño autor de la detención de Piar  es instado a proceder en iguales circunstancias contra Mariño, según el mensaje que envía el Jefe de la revolución desde Angostura el mismo 3 de Octubre:
“La aprehensión del General Mariño es tan importante como Ud. lo conoce, pues mientras haya un solo jefe disidente tendrá partidarios, habrá facciosos y la República y los buenos ciudadanos padecerán. Empéñese pues Ud. y desvélese por la captura de Mariño, que creo lograra Ud. por los medios que ha tomado”.
Celoso del cumplimiento de sus órdenes, Bolívar reitera a Bermúdez su posición frente a Mariño el 8 de Octubre:
“Están tomadas las medidas necesarias para la aprehensión de Mariño y parece imposible que se escape (Ya Piar estaba detenido); de esta manera creo terminadas para siempre las diferencias de la Provincia, pero sobre todo con la llegada de Ud. a ella”.
Esa insistencia en la detención de Mariño, denotaba  la explosiva situación en el bando patriota. No solo eran los Generales Cedeño y Bermúdez los comisionados para detener al General Mariño, Bolívar quería mayor seguridad sobre el cumplimiento de su decisión.
En semejantes circunstancias, Bolívar, un hombre capaz de intuir los acontecimientos, no estaba dispuesto a permitir que bajo ningún respecto se retrasara el sometimiento de Mariño a los mandatos del gobierno de Angustura.
Conocedor de la amistad profunda que existía entre Sucre y Mariño desde los comienzos de la guerra, Bolívar envió tres comunicaciones  al oficial cumanés pidiéndole mayor acción frente a la insubordinación del líder oriental. Esas correspondencias, por sí misma revelan la intensa preocupación que le embargaba por la suerte de una plaza tan importante en la guerra de independencia.
La primera de esas comunicaciones de Bolívar a Sucre desde Angostura está fechada el 7 de Octubre del mismo año:        
“Es el momento decisivo para destruir la facción disidente y establecer el gobierno de Cumaná).
Doce días después el 19 de Octubre, nuevamente demostrando la confianza más absoluta en el Coronel Sucre, al considerarlo  hombre con  dotes de hombre persuasivo, capaz de una misión tan delicada.
“La política más que la fuerza debe obrar en esa provincia. Así pues encargo a Ud. infinito que mueva todos los resortes del corazón humano para someter al gobierno los disidentes que el General Mariño ha extraviado”.
El 11 de Noviembre  en su tercera misiva, la posición de Bolívar es más enérgica. La comunicación de El Libertador responde a una del cumanés endureciéndose aún más sus órdenes anteriores:
Apruebo que a las tropas del General Mariño se le den los auxilios de víveres y demás que puedan necesitar pues corresponden a la República, siempre que no sean enemigas o traten de hostilizarnos: cosas que estoy lejos de creer, según lo que Ud. mismo me dice por su carta. Procure Ud. Sucre que si no son amigas estas tropas, lo sean por fin y sirvan a la Patria en lugar de destruirla. La política es la que debe hacerlo todo. Si por desgracia Mariño desconoce su deber, Uds. emplearán todos sus ardides para atraer sus tropas: y si no, procurarán Uds. emplear la fuerza: pero de modo que no sea con escándalo ni perjurio. Pero si por el contrario, el general Mariño resiste a sus órdenes, y Uds. logran aprehenderlo, es preciso enviarlo aquí con toda seguridad. Este es mi ultimátum.”
Sucre quería un dialogo real, que permitiera ascender “la cuesta” hablando con franqueza frente a aquel hombre mayor en jerarquía, sobre todo su superior. No era precisamente en las armas donde encontraría el mejor camino sino la palabra. El tino y la elegancia en el lenguaje del insigne oficial en negociaciones de carácter político, aparecen en el logro de disuadir a Mariño.
La necesidad de un arreglo en las relaciones Mariño-Bolívar se afianzaba más cada día en la mente de Sucre. Sabía que el fracaso de aquellas conversaciones conllevaba la fractura de la unidad independentista y el estallido de una lucha fratricida que solo serviría a los intereses españoles. Mariño no era un General fácil de convencer, proclamado “Libertador de Oriente”, existía la circunstancia de que el ilustre margariteño era amigo, y  maestro del soldado cumanés. 
Nadie se hubiese atrevido a predecir el resultado de aquel cónclave donde ni las espadas, ni el uso de prebendas jugarían papel alguno en el supuesto convencimiento. Solo la diplomacia y el talento, la sagacidad y la razón tendrían cabida en la confrontación verbal de esos dos grandes guerreros orientales.
Fueron días tomentosos y angustiantes los que vivió el Prócer cumanés, por una parte la presión de cumplir con el mandato de Bolívar, y  por la otra, el apremio de Bermúdez quien le propuso detener a Mariño para someterlo de manera definitiva.
Durante largas horas discutieron la necesidad de impedir a toda costa la ruptura, Mariño defendiendo su condición de guerrero exitoso y Sucre reconociendo razones y manejando los hilos de las controversias para someter sin lesionar los principios de su interlocutor.
“Sin combatirlo ni agraviarlo pudo convencer a Mariño hasta arrancar de este una correspondencia dirigida a El Libertador –redactada dulcemente según los términos del fino negociador- y así no solo consiguió que el gran margariteño desmantelara  su aparato  militar, listo para su defensa, sino su acatamiento definitivo  y completo a la autoridad suprema de Bolívar” (Miguel Angel Mudarra- “Así era Sucre”.
La capacidad temporizadora del héroe cumanés bajó todas las tensiones entre los principales oficiales de la independencia, su juventud no fue obstáculos para lograr el avenimiento; el propio Bolívar  así lo reconoce:
“He recibido con mucho gusto su apreciable del 5 del corriente en Maturín, en que me participa los asuntos ocurridos con el general Mariño y en que Ud. se ha portado con la delicadeza y tino que yo esperaba. Celebro infinito que Ud. haya visto y tratado  al General Mariño del modo que lo ha hecho, sin desesperarlo y con la consideración que él se merece por su conducta en estos últimos días, que me parece bastante favorable a nuestros intereses comunes”.
En efecto, después de las conversaciones con Sucre, Mariño escribió a El Libertador con el debido respeto quejándose de su desplazamiento como Jefe de Oriente, acto que dejaba sin fuerza el poder del margariteño.
Bolívar después de leer la correspondencia de Mariño, responde desde Angostura  el 11 de Noviembre de 1.817:
V.E.  se queja de mi deliberación con respecto al mando del ejército de Cumaná, confiado al señor General Bermúdez. V.E. sabe las causas extraordinarias que han motivado una medida tan importante al restablecimiento  del orden y del legítimo gobierno en la Provincia de Cumaná. Son tan notorias, tan crueles y lamentables las causas que han separado de la República de Venezuela la parte de la Provincia que V.E. mandaba, que yo no pudiera recordarla sin sentimientos dolorosos, que estoy resuelto a calmar. El señor General Bermúdez está legítimamente nombrado Gobernador, Comandante General de la Provincia de Cumaná. Este nombramiento no puede ser revocado, porque es justo, es útil y porque es necesario. V.E. debe haber recibido la orden de venir a mi Cuartel General y V.E. confiesa haber recibido esa orden. V.E. debe venir cerca del gobierno a prestar nuevo juramento de obediencia y fidelidad, ya que V.E., faltando a sus más sagradas obligaciones, estableció y juró un intruso gobierno”.
El carácter humanístico de Sucre, persuade también a Bermúdez para que interceda con su influencia  ante el Jefe Supremo a fin de solicitar el perdón para el General Mariño, petición que Bolívar no vaciló en otorgar más tarde.
Habría para meditar que decurso de la historia nos asoma dos cosas interesantes: primero, el manejo político disuasivo de Sucre impidió  que la historia republicana torciera hacia rumbos impredecibles;  por otra parte, pareciera que Bolívar tuvo razón respecto a sus temores de lealtad  del margariteño ya que es Mariño precisamente quien 17 años después en representación de Páez, va a Cúcuta a conversar otra vez con Sucre presidente del Congreso Admirable  a quien anuncia el desprendimiento de Venezuela de la Gran Colombia; decimos anuncia porque la actitud de los comisionados venezolanos, fue inflexible.

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