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CAPITULACION DE 1812 Y ENTREGA DE MIRANDA




Los acontecimientos históricos forman un conjunto de manifestaciones públicas  de diferentes, algunos con absurdos matices producto del frenesí con que escriben algunos cegados por su nequicia cuyos principales propósitos se muestran  a contrapelo de la verdad y la rigidez de los hechos que se narran., Hay libelistas cuya misión es doblar su pluma para enredarlas en el torbellino de sus especulaciones.
La detención de Miranda forma parte de una cadena de hechos históricos que han desencadenado las más variadas conjeturas, y en efecto son contadas las precisiones justas que se hacen sobre una personalidad de tanto relieve y prestigio universal no logrado en Venezuela por supuesto sino en campos de batalla del Europa y América.
Esa detención registrada en la casa de habitación del Prócer en La Guaira  ni siquiera fue ordenada por Monteverde, su vencedor y firmante del armisticio. No la orden emanó de los mismos patriotas entre ellos Bolívar, José Mires. Tomas Montilla, Paz del Castillo, bajo el supuesto negado que el honorable venezolano “no cumplió con su responsabilidad como jefe del ejército al no ratificar personalmente  el manuscrito de la capitulación de San Mateo”.
Si nos dispusiéramos a analizar en detalles la motivación de la capitulación firmada el 25 de Julio de 1812 vamos a encontrar que no fue producto de una decisión de Miranda ni consecuencia de su derrota personal, sino más bien de circunstancias estratégicas provocadas por la pérdida del arsenal patriota localizado en Puerto Cabello cuya defensa estaba bajo comandancia del coronel Bolívar en el fortín Solano. Esta y no otra es el resultante de la victoria de Monteverde que obliga a firmar la rendición.
Después de haber perdido la mejor plaza del Estado, ¿cómo no he de estar alocado, mi general? ¡De gracia, no me obligue usted a verle la cara! Yo no soy culpable, pero soy desgraciado, y basta», “Nada quedó que hacer para contenerlos y comprometerlos a que salvaran la Patria, pero ¡Ah!, esta se ha perdido en mis manos”, dijo Bolívar en su informe al generalísimo. 
Miranda tomó el camino de La Guaira para tratar de buscar refugio en el exterior como era costumbre cada vez que se registraba la caída tantas veces intentada para crear la República. Para el momento de su detención por parte del grupo patriota Miranda, un hombre digo y limpio confiaba en el honor de Monteverde, que jamás lo tuvo ya que frecuentemente burlaba  la autoridad suprema de su jefe el Capitán Fernando Miyares.
A todas estas con intenciones de recriminar a Miranda los jóvenes venezolanos  marcharon hacia la casa del gobernador militar de la zona  comandante Manuel de Casas quien fuera colocado allí por el Precursor, reunión a la que además fue invitado el intrigante gobernador civil Dr. Miguel Peña donde acordaron apresar a Miranda y entregárselo a Casas con la finalidad de abrirle un juicio de guerra y en efecto así ocurrió, aunque no hubo tiempo para el juicio final en Venezuela.
Casas joven de 20 años reacciona y procede a cerrar el puerto y a cañonazos impide la salida de barcos, una goleta incluso fue hundida en el puerto mientras  Monteverde niega cualquier salida sin el respectivo pasaporte que firmaba él mismo abrogándose la autoridad del Rey; en consecuencia ni Miranda ni Bolívar ni ningún otro patriota como Ribas, Madariaga, Mires, Paz Castillo, etc. pueden embarcar.
¡Cuáles fueron los alegatos para el reclamo de Bolívar y sus seguidores ante la capitulación de Miranda?.
No había invocación que justificara tal actitud. Algunos críticos han citado conjeturas de una supuesta entrega interesada por parte de Bolívar, otros han escrito sobre “la necesidad de hacerse perdonar sus pecados” criterios que se derrumba si entramos a considerar que El Libertador siempre se arrepintió de esa medida; sin embargo, nos negamos a creer que el verdadero responsable de la caída de la primera república con su derrota de Puerto Cabello, sea capaz de tal  desafuero, es posible que Miguel Peña, eterno enemigo del Padre de la Patria haya incitado a la colocación de Miranda en manos de los enemigos o simplemente sectores exógenos actuaron sobre Monteverde  para su postura posterior.
Fijémonos que después de la orden de Monteverde negándose a los embarques de pasajeros en el puerto de La Guaira, contraviene su propia decisión emitiendo más tarde una nueva norma al expedir pasaportes a Ribas, a Bolívar y otros cincuenta  les expide documentación para salir hacia Curazao, y a Miranda engrillado a la fortaleza de Puerto Cabello mientras que Madariaga, Isnardi y Roscio fueron enviados a España con el rótulo de monstruos. En medio de esta circunstancia en horas de la tarde llegó uno de los principales verdugos de los republicanos, Francisco Javier Cervériz quien se encargaba de la plaza según Julio Barroeta Lara en su libro “Una tribuna para los godos”.
En efecto, el 12 de agosto Bolívar y un grupo de sus seguidores derrotados viajaron a Curazao con los pasaportes expedidos por Monteverde y ese recorrido les llevó a  Nueva Granada donde el caraqueño es empleado como comandante de un cuartel militar por orden del gobierno de turno; precisamente es allí donde emerge el nuevo Bolívar con su genio insigne expresado en su manifiesto de Cartagena donde pormenoriza detalles de la caída de la primera República en el territorio de Venezuela


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